domingo, 10 de diciembre de 2017

Ascensión al Cerro de Cueva Valiente (Sierra de Malagón, Segovia).

Nuestro programa de actividades nos lleva hoy al Cerro de Cueva Valiente, en la Sierra de Malagón, una pequeña sierra aledaña a la Sierra de Guadarrama.
Nos acompañan Leandro y Pepa, de San Lorenzo de El Escorial (Madrid), que pese a las inclemencias del tiempo, han sido valientes y se han lanzado a esta aventura por uno de los rincones más inhóspitos y bellos de la Sierra de Guadarrama.
Por fin se respira un ambiente puramente otoñal, con el suelo húmedo, los tocones empapados, los musgos rezumando agua, la niebla en el horizonte... 
Leandro y Pepa muestran un interés muy especial por conocer y descubrir algunas curiosidades de la Naturaleza.
A pesar del frío y de la niebla, los pajarillos del bosque hacen vida normal, como los Carboneros, los Pinzones, o este pequeño Acentor Alpino que se nos puso delante.
Cuando el ambiente está húmedo como hoy, los líquenes y los musgos recobran vida y lucen un aspecto esplendoroso. 
Cladonias en la ladera norte del Cerro de Cueva Valiente.
Avanzamos por nuestro itinerario sin perder la vista en algunos rastros dejados por los ciervos y los zorros. 
Los suelos tapizados de Gayuba (Arctostaphylos uva-ursi) son indicadores de la calidad de este bosque autóctono de Pino Silvestre. 
Los hongos han tenido un año muy difícil con esta sequía tan prolongada. Apenas ha llovido durante los últimos meses y son muy pocas las setas que hemos visto este año. Si esta situación se prolonga en el tiempo, muchos hongos podrían desaparecer. Aquí mostramos un tronco de pino cubierto por Dacrymyces stillatus.
La Cueva Valiente nos ha servido para resguardarnos del frío y del viento. Está entrando una potente borrasca y ya se está notando.
Tras una breve estancia en la cueva, iniciamos la ascensión al cerro
La pendiente es prolongada y lo suficientemente fuerte como para tomárselo con calma.  
En algunos tramos es más prudente usar las manos para evitar resvalones peligrosos.  
Con el suelo mojado es preciso extremar las precauciones al máximo.
Ya estamos cerca de la cumbre, pero el viento es cada vez más fuerte y gélido. No podremos permanecer mucho tiempo en esas condiciones.
Regresamos al punto de partida por la otra vertiente del cerro, cubierta por una densa niebla que inspira paz y tranquilidad.
Gracias a Leandro y a Pepa por apostar por el Ecoturismo y por querer compartir con nosotros esta experiencia en contacto con la naturaleza. 

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