viernes, 30 de marzo de 2018

Bosque Real de la Herrería (San Lorenzo de El Escorial, Madrid).

Hoy es Viernes Santo. Luce un sol espléndido en San Lorenzo de El Escorial, pero la inminente llegada de un nuevo frente frío ha hecho que bajen estrepitosamente las temperaturas. 
A pesar de la desapacible sensación de frío, se han inscrito a nuestra ruta de hoy David & María, y Pilar & Laurentino, procedentes de Madrid.  
Daremos un paseo por el interior del Bosque Real de La Herrería, un itinerario que forma parte de nuestro Catálogo de Rutas Locales.
Carbonero Común (Parus major).
Nuestro objetivo es dar a conocer algunos elementos de la riqueza biológica de este magnífico bosque caducifolio, que aún conserva un milagroso estado de madurez. 
Trepador Azul (Sitta europaea).
Tan pronto como nos adentramos en el bosque comenzamos a disfrutar de algunos de sus habitantes más habituales, como los Arrendajos, el Pico Picapinos, el Pinzón Vulgar, el Trepador Azul, el Carbonero Común y Carbonero Garrapinos... 
Trepador Azul (Sitta europaea).
Todos ellos se encuentran en pleno apogeo, realizando cantos nupciales, haciendo acopio de materiales para sus nidos, recolectando comida... 
Pinzón Vulgar (Fringilla coelebs).
Ya se dejan ver algunas de las florecillas de la primavera más temprana, como los Narcisos de Roca (Narcissus rupicola), endémicos del Sistema Central. 
Narciso de Roca (Narcissus rupicola).
También las pequeñas Violetas Silvestres (Viola riviniana) adornan con su belleza los prados sombríos del bosque.
Violeta Silvestre (Viola riviniana).
Pero si hay un elemento botánico que destaca sobre todos los demás en este bosque, es este curioso liquen de aspecto foliáceo que comparte hábitat con las grandes y espesas matas de musgos que tapizan las rocas. Se trata de Lobaria scrobiculata, una especie que se encuentra en peligro de extinción, confinada en muy pocos lugares de la geografía peninsular. 
Lobaria scrobiculata.
Otra joya la constituyen los Polipodios (Polypodium vulgare), pequeños helechos localizados en una de las laderas más sombrías de este bosque, que resisten aquí las prolongadas sequías que trae el Cambio Climático. 
Polipodios (Polypodium vulgare).
El Bosque Real alcanzó tal condición por haberse reservado los reyes la actividad cinegética en él. Siempre destacó por su riqueza faunística, razón de su consideración como cazadero real. Hoy apenas se deja ver algún corzo esporádico o pequeños grupos de jabalíes.
Los monjes eran los dueños de las dehesas, pues a ellos les correspondía su uso y aprovechamiento. No obstante, la tala de árboles y la entrada de ganado estaban restringidas por los reyes, para salvaguardar la caza
Desde las zonas altas del itinerario podemos asomarnos a excelentes balcones sobre los que se divisa una amplia panorámica de Madrid. 
Uno de ellos es este magnífico mirador que ofrece una gran panorámica del embalse de Valmayor y la ciudad de Madrid al fondo.
Y hacia el norte, las impresionantes elevaciones de la Sierra de Guadarrama, desde el clásico mirador de la Silla de Felipe II.
La imagen del Monasterio desde la Silla de Felipe II es inmejorable, pero parece claro que no fue el monarca quien mandó tallar esos asientos en la roca. Cada vez cobran más fuerza las tesis que apuntan a que la Silla de Felipe II es, en realidad, un altar hecho por los Vetones, 200 años antes de Cristo.  
Seguimos el recorrido sin perder la atención en los pajarillos que no cesan en revolotear por las ramas de los árboles.
Carbonero Garrapinos (Parus ater).
Aunque el invierno todavía está dando sus últimos coletazos, la primavera se impone reactivando la vida salvaje.
Hembra de Pinzón Vulgar (Fringilla coelebs).

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