miércoles, 28 de junio de 2017

Bosque de Abantos (San Lorenzo de El Escorial, Tour Privado)

Procedentes de Gerona, Asunción, Antonio y David han venido a pasar unos días en San Lorenzo de El Escorial. Tal día como hoy, 28 de junio, han contratado nuestros servicios para guiarles en una de nuestras principales rutas locales: El Bosque de Abantos
Nuestro propósito es enseñarles parte de la riqueza biológica de estos parajes, surgida de la nada a partir de la reforestación histórica del Monte Abantos, acometida durante la segunda mitad del siglo XIX
Tan pronto como abandonamos las calles del pueblo y nos adentramos en los bosques, localizamos al Rabilargo (Cyanopica cooki), una curiosa especie de córvido que habita en China, y cuya única población europea reside en la Península Ibérica. 
Rabilargo (Cyanopica cooki).
Para hoy el pronóstico meteorológico anuncia algún chubasco en nuestra zona, que buena falta hace; la vegetación del Monte Abantos presenta el aspecto que suele tener durante el mes de agosto, con la mayoría de los arroyos secos y las fuentes escasas. 
En el arroyo del Romeral, que lo cruzamos durante nuestra ruta, han desaparecido las bonitas chorreras que tan llenas de agua llevan durante la primavera. En su lugar, aparecen pequeñas charcas en cuyas aguas estancadas hacen vida las Ranas Verdes. 
Rana Verde (Pelophylax perezi).
Por esta zona escuchamos el ladrido de un corzo, que seguramente nos escuchó y se alejó del paraje algo asustado. Tan pronto como llegamos a la zona del hayedo, comenzó a llover copiosamente. 
Gracias a una de las hayas más centenarias, logramos resguardarnos algo de la lluvia. 
Allí fue donde conseguimos avistar a los Arrendajos (Garrulus glandarius), los guardianes de los bosques. David, que anda muy fino con el uso de los prismáticos, logró ver con detalle algunas de las aves que fuimos identificando. 
Entre hayas y alerces europeos, regresamos a San Lorenzo bien fresquitos y algo mojados, pero encantados de compartir experiencias en la naturaleza con esta entrañable familia. 
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domingo, 18 de junio de 2017

Ascensión a la Torre de La Palanca (2.614 m.) en los Picos de Europa (León).

Comenzamos la temporada de las grandes ascensiones con una de las montañas más elevadas y singulares de los Picos de Europa: La Torre de La Palanca
Con sus 2.614 m. de altitud, la Palanca forma parte del grupo del Llambrión, situado en el macizo central de los Picos de Europa. Se trata de una ascensión bastante exigente, tanto por el elevado desnivel que hay que salvar como por los pasos técnicos y trepadas que hay que afrontar. Todo un reto al que se han apuntado Jorge (El Escorial), Eduardo (Colmenar Viejo), Fabián (San Lorenzo de El Escorial) y Javier (Madrid).
Tras pasar la noche en el hotel rural de Cordiñanes (Valle de Valdeón, León), iniciamos la jornada de ascensión aprovechando las primeras horas del día, las más frescas, evitando en la medida de lo posible las horas de máximo calor, pues para hoy están previstas temperaturas muy elevadas. 
En esta jornada nos vamos a preocupar por llegar en buenas condiciones a Collado Jermoso, base para las ascensiones al Grupo del Llambrión. Nos espera un desnivel positivo de unos 1.200 m. a lo largo de un itinerario de apenas 6 km. donde no existen fuentes, y la única sombra posible es la proporcionada por el Hayedo de Asotín.
A los pocos metros de comenzar la ruta, nos encontramos con los desplomes de la Cantodota, un enorme precipicio que se salva con la Rienda de Asotín, un estrecho camino tallado en la roca que va sorteando los desplomes con la ayuda de un pasamanos fijo en la roca.
La Rienda de Asotín da paso a la Canal de Asotín, a través de la cual subiremos hasta alcanzar el hayedo y la vega del mismo nombre.
Superado el paso, realizamos un descanso para contemplar el paisaje y reponer fuerzas. Javier, el veterano del grupo, está pletórico por recordar sus andanzas en los Picos. 
En cambio, para Jorge es la primera ascensión en los Picos de Europa, toda una "prueba de fuego" para alguien que está dando sus primeros pasos en el mundo de la Alta Montaña. 
El paso hacia la Canal de Asotín no deja de ser vertiginoso y expuesto, sin cuerdas fijas, por lo que conviene extremar la atención en cada paso y evitar las distracciones, algo que resulta difícil por la extraordinaria belleza del paisaje.
El "Paso de Alfredo" está excavado en la roca y da acceso al Hayedo de Asotín, un bonito bosque enclavado entre dos grandes paredones calizos.
La instantánea tomada por Fabián de nuestro avance por el Paso de Alfredo da una idea de lo espectacular de esta ruta de acceso.
Foto: Fabián Núñez.
El Hayedo de Asotín es un hayedo de tipo cantábrico-basófilo, propio de las zonas kársticas donde predominan los suelos ricos en bases. Además de las hayas es fácil encontrar otro tipo de árboles como los avellanos y los fresnos, acompañados de majuelos, escaramujos y zarzas. 
El paso por el hayedo supone un respiro de aire fresco y sombra que, sin duda, aprovechamos para tomarnos un pequeño descanso.  
Tras cruzar el hayedo llegamos a la Vega de Asotín, desde donde parte un sendero que asciende hacia el Collado Solano, situado ya a unos 1.600 m. de altitud. 
En este lugar abundan los Lirios de Montaña o Lirios Azules (Iris latifolia), un destacado endemismo de la Flora Ibérica, presente exclusivamente en la Cordillera Cantábrica y en los Pirineos. 
Lirio Azul (Iris latifolia).
Una hembra de la Lagartija Ibérica (Podarcis hispanica) se pasea tranquilamente por los pastos alpinos del Collado Solano. 
Lagartija Ibérica (Podarcis hispanica).
En esta zona es posible reconocer el vuelo del Quebrantahuesos, reintroducido recientemente en los Picos de Europa. Sin embargo, sólo hemos podido reconocer al Buitre Leonado, a la Chova Piquigualda y al Colirrojo Tizón.
Bajo un sol de justicia y sin apenas una brizna de viento, afrontamos la ascensión por el Trave Congosto, un lugar donde antaño había que cruzar numerosos neveros, incluso durante los meses del verano. Hoy no queda rastro alguno de ellos. 
El calor comienza a hacer mella en la moral de nuestro equipo de montañeros... Jorge ha agotado las reservas de agua y se enfrenta al tramo más complicado de la ruta: El Argayo Congosto. Además, una de sus botas está dando síntomas de no llegar íntegra al refugio.
Rellenamos su cantimplora con un poco del agua que llevamos el resto, a la que añadimos unas pastillas de rehidratación, suficiente para alcanzar el objetivo de hoy.
Foto: Fabián Núñez.
Las trepadas del Argayo Congosto exigen mucha atención y dominar la técnica de la ascensión con las manos. 
Vamos muy bien de tiempo, pero el calor sofocante y la escasez de agua nos obliga a continuar sin parar.
Hay que chequear cada uno de los agarres, tanto de las manos como de los pies. Los bastones en este punto son más un estorbo que otra cosa.
A escasos metros del refugio, la bota de Jorge no resiste la presión y termina por romperse. Pero a pesar del contratiempo, consigue encarar con valentía los últimos repechos del vertiginoso argayo.
A las tres y media de la tarde, ya tenemos a la vista el Refugio de Collado Jermoso, donde nos esperan unas cervezas frías y una buena ración de Queso de Valdeón. 
Foto: Fabián Núñez.
Construido en el año 1942, el refugio "Diego Mella", más conocido como "Collado Jermoso", es uno de los más antiguos y populares de los Picos de Europa. 
No hay mayor recompensa que reponer fuerzas en una mesa con vistas a la Torre de Friero, al borde del abismo del Argayo Congosto, y rodeados de un paisaje sobrecogedor. 
Las Chovas (Pyrrhocorax graculus), reinas indiscutibles de las alturas, nos visitan con frecuencia con vistas a aprovechar bien cualquier tipo de resto de comida.
Chovas Piquigualdas (Pyrhocorax graculus).
Nos espera una larga tarde de reposo y descanso, necesaria para reponer fuerzas de cara a afrontar la ascensión de mañana temprano a la Torre de La Palanca.
Fabián, amante de las montañas, enamorado de los Picos, contempla la puesta de sol en la Torre Jermosa. Estuvo con nosotros el año pasado durante el Trekking Ecoturístico Picos de Europa, quedándose entonces con ganas de ascender a La Palanca. Mañana se quitará por fin esa "espinita". 
La Torre de Friero, con su imponente brecha norte, es una de las montañas más bonitas de  los Picos. Javier, que la conoce muy bien, nos anima a incluir su ascensión en nuestro catálogo.
El ocaso desde la Torre Jermosa ofrece uno de los mayores espectáculos posibles de la montaña leonesa. 
En el refugio nos han reparado la bota de Jorge que no resistió el Argayo Congosto. Sin embargo, esta reparación sólo servirá para que Jorge pueda regresar, de modo que mañana tendrá que quedarse en el refugio mientras los demás subimos a la Palanca; es totalmente inviable que suba a la cumbre en condiciones de máxima seguridad.
Sin embargo para él es todo un logro haber llegado a Collado Jermoso en apenas 6 horas y en unas condiciones extremas de calor, teniendo en cuenta que es la primera vez que se enfrenta a una ascensión importante. 
Tras la excelente cena que nos han dado en el refugio, nos despedimos de la jornada contemplando el espectacular ocaso. 
De madrugada, los Rebecos (Rupricapra rupricapra) acuden al collado como cada mañana para pastar. Su pelaje es el propio de la época estival, corto y de color pardo rojizo. 
Rebeco (Rupricapra rupricapra).
Este rebeco anda solo por aquí, pero no acaba de encontrar la tranquilidad que esperaba en el collado y decide marcharse. 
Iniciamos la ascensión a La Palanca temprano, a las siete de la mañana, ligeros de material y con muchas ganas de alcanzar la cumbre. Javier está entusiasmado con la ascensión, que recuerda muy diferente a la que estamos haciendo hoy. 
Foto: Fabián Núñez.
Edu acumula mucha experiencia montañera y se nota que domina muy bien la técnica de  la progresión; le preocupa la bajada, pero ya le hemos informado que el descenso irá por otro itinerario más asequible. 
Foto: Fabián Núñez.
Fabián práctica la escalada deportiva y sortea las trepadas con gran habilidad y soltura. Se  nota que está disfrutando de la ascensión.
Alcanzamos la cumbre de La Palanca a las 9:00 h., con un ligero retraso causado por un grupo que avanzaba sobre nosotros.  
Echamos en falta a Jorge, el compañero que no ha podido acompañarnos, pero hemos comunicado con él a través de los walkies, para transmitirle las sensaciones y hacerle partícipe de la ascensión.  
Sorprende que a esta altitud resistan algunas plantas vasculares, como la Carraspique Cantábrica (Iberis carnosa sbsp. lereschiana), interesante endemismo cantábrico. 
Carraspique Cantábrica (Iberis carnosa lereschiana).
Con la ayuda de los prismáticos podemos observar con detalle el paisaje, del que destaca la costa del Mar Cantábrico, la Sierra de Cuera, el Naranjo de Bulnes, Torre Cerredo... 
Antes de iniciar el descenso planificamos un itinerario alternativo que nos evite pasar por las trepadas. 
Alternativas hay varias, pero en todas ellas es necesario realizar algún destrepe.
Entre tanto pedrero surgen de vez en cuando unas bonitas flores compuestas amarillas que se corresponden con la Falsa Árnica (Doronicum grandiflorum), una especie común en macizos calcáreos de la Cordillera Cantábrica, Pirineos, Alpes y Balcanes. 
Falsa Árnica (Doronicum grandiflorum).
A las once nos reunimos con Jorge en el refugio. Allí nos tomamos un buen desayuno y preparamos las mochilas para iniciar el itinerario de regreso.
Este itinerario nos conducirá a Santa Marina de Valdeón a través de Las Colladinas y la Vega de Liordes.  
Otro de los elementos botánicos interesantes de los Picos es este helecho que crece entre las rocas calizas, sin importarle demasiado la altitud. Se trata de Polystichum lonchitis, una especie muy abundante en el norte de Europa, pero que en la Península Ibérica sólo está presente a elevadas altitudes. 
Polystichum lonchitis
De momento la bota de Jorge está aguantando el descenso; es muy importante que resista, al menos, hasta el Sedo de Pedabejo. 
La Vega de Liordes, la mayor vega de todos los Picos, nunca sorprende por la extraordinaria belleza de su paisaje. Luce estos días una gran variedad de flores, de entre las que destaca Geranium subargenteum, un endemismo cantábrico.
Geranium subargenteum.
Tampoco pasan desapercibidas las Gencianas (Gentiana verna), con sus bonitas y llamativas flores azules. 
Genciana Primaveral (Gentiana verna).
Y, por supuesto, las pequeñas "Nomeolvides" (Myosotis alpestris).
Nomeolvides de los Alpes (Myosotis alpestris).
Tras la Vega de Liordes tenemos que subir al Collado Remoña para iniciar el vertiginoso descenso por el Sedo de Pedabejo.
Allí nos encontramos con otro interesante endemismo botánico de la Cordillera Cantábrica oriental y los Pirineos occidentales: Gentiana angustifolia sbsp. occidentalis, una de las flores alpinas más bonitas.
Gentiana angustifolia occidentalis.
Superado el sedo, llegamos a la Majada de Pedabejo, lugar que nos ofrece una excelente panorámica del Valle del Liébana (Cantabria). 
Allí nos refrescamos con las frías aguas del abrevadero, y descansamos unos minutos mientras hacemos balance de la jornada. Ya solo nos queda el descenso hacia Santa Marina de Valdeón. 
El Hayedo del Puerto de Pandetrave está muy dañado por la helada tardía de este año, algo de lo que ya nos dimos cuenta durante la expedición osera de esta primavera.
La Dedalera (Digitalis purpurea), una planta que pasó de ser medicinal a ser considerada tóxica, exibe sus grandes y llamativas flores. 
Dedalera (Digitalis purpurea)
A las 17:30 h. llegamos a Santa Marina de Valdeón, lugar donde ponemos punto final a esta gran aventura. 
Recogemos en este vídeo-montaje algunas secuencias de esta expedición a La Palanca:


Y estas son algunas de las secuencias filmadas por Fabián: