lunes, 1 de mayo de 2017

Ecoturismo en el Castañar de El Tiemblo (Ávila).

Hoy 1 de mayo, festivo nacional, visitamos uno de los mejores bosques del Sistema Central: El Castañar de El Tiemblo. Nos acompañan Juan Ignacio, Sergio, Paula y Rocío, procedentes de Madrid. 
Ninguno de ellos conocía este bosque, enclavado en las primeras estribaciones de la Sierra de Gredos, entre el Cerro de Guisando y el Valle de Iruelas. Nada más comenzar a caminar escuchamos en el bosque el inconfundible canto del Cuco (Cuculus canorus). 
El Castañar de El Tiemblo es un bosque muy bien conservado de Castaños (Castanea sativa), rodeado de Robles (Quercus pyrenaica) y Pinos Resineros (Pinus pinaster).  Es un bosque tan maduro que conserva ejemplares centenarios, algunos de ellos con un tamaño descomunal. 
Este castaño, por ejemplo, ronda los cuatrocientos años de edad, y el perímetro de su enorme tronco supera los ocho metros. Resulta casi inevitable la tentación de abrazarse a estos colosos, de los que puede uno recibir una estimulante dosis de carga positiva... 
El mayor de todos los castaños de El Tiemblo es este "monstruo" conocido popularmente como "el Abuelo". Conserva los vástagos que le mantienen con vida, pero el tamaño que debió tener el tronco original en otros tiempos tuvo que ser impresionante.  
Castaños y robles dominan en la ladera norte del valle, mientras que en la ladera sur predominan los grandes pinos resineros. Mientras ascendemos por la ladera sur, observamos al Arrendajo (Garrulus glandarius), el guadabosques, aunque hoy no está por la labor de alertar, dada la gran afluencia de público.
Tras un recorrido a lo largo del castañar, tremendamente saturado de visitantes, nos dirigimos a un lugar más apartado para escaparnos de la presión turística que nos impide disfrutar de la fauna. 
Tan pronto como asomamos al Valle de Iruelas, disfrutamos de la imponente figura del Buitre Negro (Aegypius monachus), uno de sus ilustres habitantes. 
En este valle crían varias decenas de parejas de Buitre Negro. Precisamente hace un par de días estuvimos observando uno de sus nidos, y logramos filmar esta tierna secuencia:

Localizamos en este collado varios nidos de la Araña Lobo, la Tarántula Europea (Lycosa tarantula), una auténtica depredadora que acecha a sus presas escondida en pequeños agujeros en el suelo. 

Araña Lobo (Lycosa tarantula).
Ya que estamos aquí nos acercamos a visitar el restaurado Pozo de Nieve del Valle de Iruelas, testigo de una potente industria que prosperó durante los siglos XVIII y XIX en las sierras del centro peninsular. 
En aquella época, los "neveros" eran personajes que alcanzaron una gran notoriedad por fabricar hielo para venderlo en los pueblos y ciudades.
Aprovechamos la visita al Pozo de Nieve para disfrutar de un merecido picnic a orillas del arroyo de montaña.
Regresamos al castañar siguiendo un itinerario alternativo, con la intención de obtener algún avistamiento faunístico, pero la excesiva presión turística que está sufriendo hoy el bosque ha desplazado a ciervos, corzos y jabalíes hacia las zonas más inaccesibles. 
A parte de los Buitres Negros y los Arrendajos, y algunos excrementos de ciervos y jabalíes, lo cierto es que hoy no hemos podido percibir la gran biodiversidad de este espacio natural tan singular. 
Este hecho nos hace reflexionar sobre la necesidad de establecer una eficiente regulación en el acceso a este espacio natural, para evitar saturaciones como las de hoy, que lo único que consiguen es deteriorar el ecosistema. En este sentido, se constituyó el pasado 19 de marzo la Plataforma "Salvemos el Castañar de El Tiemblo", que pretende establecer un máximo de visitantes al día, además de otras medidas para salvaguardar el bosque. Desde aquí, todo nuestro apoyo a esta iniciativa. 
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