domingo, 25 de septiembre de 2016

Berrea en los Picos de Europa (Valle de Valdeón, León).

Primera expedición de la temporada dedicada a buscar, escuchar o ver la berrea, uno de los mayores espectáculos de la naturaleza del otoño. La actividad consiste en recorrer las zonas más salvajes y recónditas del Valle de Valdeón, en la vertiente leonesa de los Picos de Europa, en busca de señales e indicios de la fauna salvaje (Oso Pardo, Lobo, Ciervos, Corzos, Jabalíes, Rebecos...), prestando especial atención en localizar a los ciervos para disfrutar del espectáculo de la berrea.
Nos acompañan tres ecoturistas: Ana (procedente de Valencia), Anne Ver Hoef (procedente de Anchorage, Alaska USA) y Joanne Wolcott (procedente también de Anchorage, Alaska USA).
Los Serbales (Sorbus aucuparia) están cargados hasta arriba de frutos, pequeños pomos con el aspecto de una baya, comestibles pero de sabor desagradable. El Oso Pardo recurre a ellos cuando no tiene otras "golosinas" más apetecibles, como el arándano o las bellotas. 
Los bosques del Valle de Valdeón constituyen una magnífica representación del llamado Bosque Atlántico, bosques mixtos dominados por el Haya (Fagus sylvatica) y el Roble Albar (Quercus petraea), acompañados de multitud de especies como el Castaño, el Avellano, Tilos, Cerezos, Serbal de los Cazadores, Mostajo...
Sobre un enorme tocón muerto de Roble Albar localizamos la presencia de Letharia vulpina, un curioso liquen de color amarillo intenso conocido en Norteamérica como "Wolf Moss", el "Liquen de los Lobos". Se trata de una de las especies de líquenes más raras de nuestra flora. 
Letharia vulpina sobre un tronco muerto de Roble Albar.
En las praderas abunda el Azafrán Silvestre (Crocus nudiflorus), un endemismo pirenaico-cantábrico que florece entre los meses de octubre y noviembre.
Azafrán Silvestre (Crocus nudiflorus).
A primeras horas de la mañana ya se escuchaba la berrea en la profundidad de los bosques. Pero a medida que pasaban las horas el calor se hizo más patente y ya no escuchamos nada durante toda la jornada.
Al calor de la jornada hay que añadir la fuerte sequía que se está prolongando desde el verano. En otros años por estas fechas, ya había llovido bastante y habían bajado las temperaturas, sin embargo, este año, parece que el verano no se va y los ciervos se están retrasando en iniciar la berrea.
Con semejante calor, no es fácil ver a los ciervos en los claros de los bosques realizando sus exhibiciones de poderío y persiguiendo a las hembras. Prefieren recostarse en la sobra y pasar el día durmiendo, como lo hacen durante el verano. 
Acostumbradas a las impresionantes montañas de Alaska, Anne y Joanne no dejan de sorprenderse de la enorme belleza de estos bosques. Durante la ruta realizamos varios rastreos de la fauna, localizando varias huellas y excrementos de ciervo. Pero nos movemos por un territorio frecuentado por el Lobo y el Oso Pardo, de modo que no descartamos encontrar algún indicio de su presencia.
Encontramos un paso de lobo marcado con numerosos excrementos, en un collado entre dos valles, punto que elegimos para realizar un extenso rastreo de la fauna terrestre con la ayuda de los telescopios.  
No localizamos ningún movimiento aparente, tan solo un pequeño grupo familiar de Rebecos cerca de las cumbres. 
En las zonas altas abunda el Arándano (Vaccinium myrtillus), pero este año de sequía prolongada presenta muy pocos frutos escasamente desarrollados. En las praderas localizamos todavía en flor un bonito endemismo botánico de la Cordillera Cantábrica: Geranium subargenteum.
Geranium subargenteum.
Tras realizar varias esperas y rastreos, decidimos bajar a los bosques siguiendo los rastros de los ciervos. 
Cruzamos un extenso hayedo muy bien conservado, donde no faltan las piedras bien tapizadas de musgos y las ramas  de los árboles pobladas de grandes líquenes.
En el interior del hayedo localizamos numerosos indicios de la fauna, como este revolcadero de Jabalí.
Este bosque no tiene nada que envidiar a los densos bosques de Alaska... 
A media tarde llegamos a las praderas donde suelen realizar sus concentraciones los ciervos. Esperamos durante varias horas, pero finalmente no acudieron. Definitivamente, este año la berrea se está retrasando por culpa del calor y la sequía. 


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